domingo, 12 de mayo de 2013

¿CÓMO SERÁ?


¿Cómo será estar dentro del alma agonizante de alguien envenenado, intoxicado, y que tiene que seguir día a día, hora a hora, minuto a minuto, sosteniendo su odio, sosteniendo sus mentiras, sus inventos, tratando de sacar algo de satisfacción, paradójicamente, de la fantasía de un futuro sombrío para sí mismo y para los demás? Los veo día a día, metidos en nuestros muros, gozando de supuestas maldades, de supuestas imposibilidades, de supuestos fracasos, de supuestas maldiciones. Es terrible vivir así, vivir literalmente de la desgracia. Alimentarse del hambre. Alegrarse de la tristeza. Sobrevivir deseando la muerte.¿Cómo será? ¿Qué mal tan terrible se les inoculó, como para no darse cuenta de tanta humanidad bellamente imperfecta e imperfectamente bella los y las rodea? ¿Cuántas cosas podríamos compartir, disfrutar juntos, en lugar de tener que estar cubriéndonos continuamente de sus golpes, de sus cuchilladas, de su odio?

Todo por nada. Todo por no poder aceptar que su captor, ese dios Jano el de las dos caras, una inflada, la otra cadavérica, ambas enfermas de tantos males infringidos, les mintió una y otra vez , y ellos, hamelinmente, derecho a todos los precipicios que ese Jano maligno y enfermo de maldad les puso delante. Y que cada subida del precipicio fue una energía más dispensada a ese dios parásito.

Ya lo ven, ya lo saben. Y no pueden aceptarlo, el espejo es tan terrible, detrás de cada hombro, de un lado, el rostro cadavérico; del otro la faz hinchada de tantas mentiras y tanta maldad mediocre y desvergonzada. No pueden verse en ese espejo, y cuando al pasar lo hacen se mienten y se engañan y nos atribuyen la maldad y la muerte que esos monstruos que se les meten en sus pesadillas les dispensan.

Terribles verlos así, terrible tener que ponerse fuera del alcance de su ira miserable y desgraciada.

Una cura, pronto, para ese odio, para ese dolor, para ese veneno. Tenemos tantas cosas para hacer, tantas buenas cosas para hacer. Ojalá pudieran verlo.

RH

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