
Más adelante en el mismo artículo se profundiza: “El mapa presenta una segregación socio-espacial: en las comunas del este y del sur, las viviendas precarias superan al promedio de la ciudad. El documento da cuenta de la ‘incapacidad’ de conciliar la puesta en valor de los barrios más postergados de la ciudad, como el Abasto. En este contexto, La Boca es una de las zonas más deterioradas y el segundo barrio con mayor porcentaje de hogares con necesidades básicas insatisfechas. Por el contrario, el boom de la construcción estuvo orientado principalmente a las viviendas ‘en los barrios más caros’.” También se señala que …”En los últimos años, los desalojos han tenido un ‘crecimiento exponencial’ y se advierte una ‘ausencia de herramientas eficaces y eficientes de asistencia y contención: no se hace un seguimiento de las familias, ni existe un accionar sistematizado, …” (las citas son parte de la nota de Soledad Arréguez Manozzo titulada “Déficit habitacional sin salida”, Página 12 del viernes 3-12-2010).
Había pensado escribir para HUINCA algo sobre lo que hace años me parece el principal problema que tiene la Ciudad, justo un día antes de lo que es a esta altura es el brutal estallido del problema. El déficit habitacional causó ya tres víctimas en Villa Soldati, casualmente una de las zonas mencionadas en el “informe” en lo relacionado a la segregación socio-espacial. Nunca tan bien dicho.
El gobierno derechista de la Ciudad de Buenos Aires asegura que “el espacio público es innegociable”. Lo repitieron también supuestos peronistas como Santilli y Ritondo. Conceptualizan “espacio público” como un coto libre y “privativo” del uso de los verdaderos vecinos, los que trabajan, pagan los impuestos y son oriundos de la Ciudad Autónoma. Es decir, plazas y parques (rejas mediante) para el libre esparcimiento de los diversos sectores de las capas medias, que conforman la mayoría de la población porteña (la mayoría de los votos porteños).
El resto de la población no es asimilada como “vecinos”. Muchos provienen de provincias “inviables” como decía Cavallo (provincias pobres que ya “sobraban” en el Virreynato), o de países limítrofes que claramente no son los europeos que la Constitución privilegiaba como inmigración deseada. Todos son pobres, marginalizados por la última década y media de políticas económicas y sociales del neoliberalismo, continuadas (sin querer tal vez) por un progresismo timorato y confirmadas por la vocinglera derecha del PRO.
“Desalojar”, “reprimir”, “hacer cumplir la ley”, figuran en el recetario estrecho del gobierno amarillo para solucionar el tema y recuperar el espacio “marrón” del Parque Indoamericano. Marrón porque da vergüenza llamar a eso “espacio verde”, que para seguir la broma de mal gusto se categoriza como “parque” y terminando “indoamericano”, la tumba violenta para un paraguayo y dos bolivianos.
Entre los costados dramáticos del tema está también la incitación exitosa con que el gobierno PRO manipula a los sectores medios humildes (trabajadores que están en uno de los últimos escalones de la “clase media”), blandiendo el terror de ser arrastrados hacia la exclusión mediante la pérdida de la propiedad. Se los confronta con los “okupas” y se trata que se vea bien la “k” para dirigir políticamente el odio. Son sectores heterogéneos tanto en su composición como en sus volátiles opiniones sociales, políticas y económicas, casi casi sin ideología. Fáciles de llevar de aquí para allá presionando los nervios de sus temores: ser pobres, negros, brutos, bolitas, paraguas, estar afuera de todo. Es parte de la tragedia del temor, unir la vulnerabilidad-rencor a la exitosa vida de un “empresario” rico sin contratiempos, devenido en líder político y Jefe de Gobierno. Elementos para armar una bomba en vísperas de un año electoral importante.
Es difícil entender por qué el Gobierno de la Ciudad subejecuta el presupuesto –y a la vez pretende aumentar el ABL pretextando insuficiencia presupuestaria-, y por qué no construye viviendas. Hay muchas más cosas que no se entienden, pero nos quedamos con esto por hoy.
La cuestión es que existen alternativas y proyectos en marcha, emprendimientos exitosos, que demuestran cabalmente la posibilidad de solucionar el déficit habitacional en poco tiempo. Uno de ellos es la “misión Sueños Compartidos” que lleva adelante la Asociación Madres de Plaza de Mayo, que encabeza Hebe de Bonafini. Casualmente, el obrador de Piletones -en el que 432 viviendas están prácticamente terminadas y listas para ser entregadas a sus futuros dueños- fue atacado con armas de fuego al comienzo de los incidentes, presumiblemente por una patota que estaría vinculada políticamente con el oficialismo citadino.
“El emprendimiento forma parte de un total de 2.610 viviendas en el que la Fundación de las Madres se ha embarcado para su construcción, lo que la transforma en la mayor empresa constructora de vivienda social de la Ciudad Autónoma. La obra de Los Piletones, en particular, fue licitada por la Corporación del Sur en 2007 y la Fundación de las Madres ganó el concurso con comodidad a empresas privadas.” (“El emprendimiento de las Madres. Sueños Compartidos”, Página 12 del 08-12-2010).
Lo de las Madres no es una empresa constructora sino una manera de cumplir con uno de los sueños de sus hijos –los detenidos-desaparecidos-, la inclusión social solidaria a través de la construcción de viviendas dignas (y la recuperación de los “excluídos” como ciudadanos y personas mediante la famosa cultura del trabajo). Repito, es una de las experiencias y el gobierno de la Ciudad no sólo no la ha tenido en cuenta, sino que la ha boicoteado cuantas veces ha podido.
Para terminar al menos por ahora. No basta con calificar duramente el fascismo, intolerancia, antisolidaridad, brutalidad e hipocresía de miembros (sectores) de esas castigadas capas medias bajas. Hay que cumplirle algunos de sus deseos reivindicativos. Los impuestos que pagan deben volver en servicios, tienen que estar seguros (como todos y hablamos de la seguridad relacionada con la delincuencia). También deben tener acceso al crédito hipotecario con cuotas que puedan pagar, tasas no usurarias como las actuales y sin la exigencia de que posean ahorros para cubrir el 100% del valor dolarizado de una vivienda.
El resto es saber elegir mejor a los gobiernos (no estoy acá para hacerme el simpático diciendo que la gente nunca se equivoca).
Edelmiro F.