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jueves, 30 de diciembre de 2010

Fábula por y para Néstor Kirchner

Quiero cerrar este año tan especial con un cuento, de esos que salen con la aclaración  "basado en una historia real". 

Efectivamente, la historia  que narraré es real, pero también es fabulosa - de fábula- . Los protagonistas del relato somos morfológicamente humanos, pero siendo que pertenecemos al aluvión zoológico, se cumple la condición para que sea una fábula (o sea, protagonizada por animales que hablan). Y es también una fábula porque además, tiene moraleja.

En esta entrada, mencionaba al pasar al aceite de oliva como factótum de mi matrimonio. En realidad, el bidón del virtuoso fluido asestó (según algunas versiones) el golpe de gracia. Pero el motor fue otro.

Comencemos. 25 de mayo del 2006. Jardines de la embajada argentina de Madrid. Unas, no sé, 400 personas. 

Yo me refugiaba en el último rincón del jardín charlando con una amiga sobre mis cuitas profesionales y personales, que casi habían impedido que fuera. Estaba muy cansado. En un momento, se acerca a nosotros una amiga de mi amiga, acompañada por una mujer que acababa de llegar de Buenos Aires. Hacen la ronda de presentaciones, pero como dije, estaba molido y la verdad es que casi no presté atención. 

Pero algo hizo click. Miré a la recién llegada, y pregunté:

"¿Cómo dijiste que te llamabas?"

"Cristina"

"¿Cristina qué?"

"Cristina Pérez"

Sonrío, y le digo a mi amiga al oído: "Fue novia mía hace 28 años". Mi amiga comienza a reírse, su amiga (la que acompañaba a la recién llegada) pregunta qué pasa, le repito "Fue novia mía hace 28 años", comienza a reírse también. La recién llegada pregunta "¿qué pasa?". Me acerco y digo "bueno, yo sé que 28 años no es nada, pero podrías acordarte..."  Me mira (mientras su computadora mental calcula rápidamente, 2006 menos 28, 1978...) 

"¡¿Ricky?! ¡¿Sos Ricky?!". 

Sí, era Ricky. 28 años después, sin noticias uno del otro. Habiamos salido unos meses, en el 78, las circunstancias de la época nos habían separado al poco tiempo.. Esas cosas que pasaban en esos años oscuros. Ahora estábamos ahí, mirándonos con asombro. Cuando nos abrazamos en medio del círculo de argentinos curiosos y sonrientes que hace altura ya se había formado, me pregunta al oído :

"¿Y? ¿Pudiste cambiar el mundo?"

Esa noche se quedó en casa, allí fue donde vio el bidón de aceite de oliva que le revelaba que yo era el hombre de su vida...Ella acababa de llegar a Madrid el día anterior, se iba dos días después. 

Se quedó tres meses. Después vine yo, por unos días también, también terminé quedándome meses. 

El 1 de abril del 2007 nos casamos en Buenos Aires. Rodeados de escarapelas, con una estética de acto escolar, recreando nuestro 25 de mayo. Y aquí seguimos.

Una fábula ¿no? Y ahora viene la moraleja.

La moraleja es: la política cambia de verdad la vida de las personas.

Y la cambia hasta en sentidos impensados, pero que no por impensados (no pensados) son menos concretos. El 25 de mayo del 2003 fue el último en el cual la embajada de Madrid era territorio enemigo, unas instalaciones frente a las cuales manifestarse. Abel Posse fue el último embajador de los gobiernos que destruyeron la Argentina, y sus 25 de mayos eran los de los represores y el establishment. 

Con la llegada de Carlos Bettini, y por instrucción expresa de Néstor Kirchner, la embajada argentina de Madrid se transformó en un espacio abierto, una embajada para todos y todas. Tanto es así que mi mujer se presentó allí sin invitación porque estando a tres cuadras se enteró que había fiesta en la embajada, y allí fue, entró libremente, y fue a parar a mis brazos.

Y esto no hubiera ocurrido sin la decisión política de Néstor y Cristina. Yo no estaría casado, no sé si estaría en la Argentina. Pero ocurrió. Gracias a Néstor y Cristina soy feliz en la Argentina. Y ocurrió un 25 de mayo ¿Qué más podría pedir?

Pensemos, sintamos ¿Cuántas miles de historias de este tipo se habrán dado desde el 2003 hasta ahora, de reencuentros y encuentros? Ese extraordinario Bicentenario. Esa tristeza transformada en unión con que nos hermanó la pérdida de Néstor. Este privilegio que tengo de poder dirigirme a ustedes a través de este medio, de sentir que los conozco a todos, y que todos me conocen, que los lazos que nos unen son ya indelebles.

Les deseo el maravilloso, fabuloso 2011 que parece que se viene nomás.

Un abrazo a todos.

RH