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lunes, 22 de agosto de 2011

Esto tendría que estar prohibido desde hace años



Qué cosa se preguntará Usted. La respuesta es: estamos ante un caso flagrante de engaño al consumidor. Y las grandes cadenas vienen repitiéndolo desde hace años.

Estas fotos fueron tomadas ayer en el Disco, a la vuelta de mi casa.

Veamos. Lo que dice en grande, es que hay 25% de descuento comprando carne de novillito, ternera  o cerdo, y 40% si pago con la tarjeta Más, que es la de Jumbo, Disco, etc.

Cuando la letra se achica por primera vez, aclara que es para comprar con pesoschecks -vales-. en tu próxima compra.. Buéh, la cosa no era tan generosa... pero bueno, sigue siendo algo.

La letra vuelve a achicarse y ahí nos enteramos que es comprando 100 pesos, y que los pesoschecks son para usarlos del 30 al 31 de agosto, que caen... martes y miércoles.

Si volvemos a achicar la letra, en la última línea, muy chiquito, dice que en esta promoción NO se incluyen los "productos acordados con el Gobierno".

Volvamos a achicar la letra; vamos al precio sobre lo que se practican estas a primera vista tan extraordinarias promociones:


O sea: el descuento, la promoción, la practican sobre un precio de 50 pesos el kilo -en este caso de peceto, pero todos los precios andan por ahí-  que es entre un 20 y un 40% por encima de lo que cuesta la carne en las carnicerías en donde suelo comprar, que es en General Pacheco, partido de Tigre. Y aclaro que la carne de Pacheco es excelente en todas las carnicerías que compro. Y que la de Disco, la documentada en la foto, no es de estancia las Lilas. Es carne común y corriente, bonitamente envasada, bonitamente iluminada. Y que la carne en pie, le cuesta más o menos lo mismo a todos, seguramente por volumen a Disco algo menos.

Entonces tenemos que Disco te hace una promoción que consiste en que te ofrecen entre un 25 y un 40% de descuento sobre algo que te están cobrando un monto más o menos equivalente por encima. Pero además, ese descuento en realidad te lo abonan para que con ello pagues otros productos que ellos mismos te venden, que, como no podría ser de otra manera, también te cobran entre un 20 y un 40% más que en otros lados, y hasta un 70% en los lácteos.

A ver, pongámoslo en práctica. Vas al Disco con los vales porque no los vas a perder, y, naturalmente, terminás comprando otras cosas pagando también entre el 20 y el 40% más. Llegás a la caja... y resulta que es bastante probable que no puedas usar los vales. Porque como mostrábamos arriba, los vales son sólo para usarlos 30 y 31 de agosto, que caen martes y miércoles, y la promoción abarcó del jueves 18 al lunes 22. Teniendo en cuenta que la mayoría de los que compran en cadenas tienen su vida bastante "organizada" y suelen ir a comprar siempre el mismo día de la semana, una enorme cantidad de los que compraron impulsados por el cartel de 25 o 40% no podrán ir o ni se les ocurrirá ir martes o miércoles, y a disco le salió redonda.

Ahora alejemos el zoom, y vayamos a las promociones que en general hacen todas estas cadenas, Jumbo, Coto, Carrefour, etc con las tarjetas. Por ejemplo esta, de ayer en Disco:


Es ilustrativo pararse en la puerta de un Coto y mirar las promociones de la semana, cada día con tal o cual tarjeta de tal o cual banco tal o cual descuento, todos entre el 10 y el 25%.
Estamos ante lo mismo; son descuentos que se hacen sobre precios infladísimos, o sea, el efecto en su facturación es menos que neutro; por el contrario, en base a un engaño se induce a la gente a comprar pagando carísimo.

Se logra con esto unos efectos colaterales que resumo aquí:

La "gente" cuando ve los precios, echa la culpa al Gobierno, y agradece a las cadenas su generosidad con los descuentos comprándole mientras putea al Gobierno.

Y otra consecuencia es que hace muy difícil, por no decir imposible medir los precios fiablemente para calcular lo que cuesta la canasta familiar y por ende la inflación. Porque la realidad es que los precios que deberían tomarse son los que el consumidor termina pagando, que en este caso, quien sabe cual es. Depende del consumidor, y con estos "descuentos", las desigualdades llegan a lo extremo.

O sea, ni el Indec, ni las "privadas", ni lo que es peor, los consumidores pueden saber lo que les cuestan las cosas, porque las cadenas les hacen lo que sigue con los precios y descuentos:


 Y esto, vaya si tiene resultados para las cadenas: su rentabilidad es altísima -Mercedes Marcó del Pont lo sabe, que es quien ve sus cuentas de resultados-, y está basada en estos juegos de "inflación", "descuentos", "promociones", todo entrecomillado, todo saqueo al consumidor que, desinformado por los socios mediáticos de las cadenas, culpa al Gobierno.

Compañero Moreno: esto no va más. Descuentos de ese volumen sólo pueden estar sustentados en aumentos de igual o mayor volumen, y se violan de esta manera La Ley de Lealtad Comercial y seguramente algunas más. Antes no teníamos el poder para enfrentarlos, y, en lo concreto, seguramente no tendríamos la "potencia de inspección" necesaria para enfrentar a estos expolios, en los que encima se sustenta la inflación, con la que nos corren. Nos parece que ahora tenemos más recursos; esta es una batalla que hay que librar.

Ahora somos fuertes, ahora es el momento.

RH

miércoles, 17 de agosto de 2011

Les salió mal, pero igual lo confiesan todo


Leemos en Ramble, que leyó a Schueri, que le preguntó a Reutemann

El olfato infalible del gran de tester de la fórmula uno y de la política Carlos Reutemann en una anécdota no autorizada: 23 de diciembre del 2010, el senador Reutemann hablaba con nosotros con motivos de las fiestas que se avecinaban; en un momento de la conversación surge la pregunta ineludible: ¿será candidato a Presidente el año que viene, Senador?; “no; a Cristina no se le puede ganar”, respondió lacónico. ¿Le parece?, insistimos. Y he ahí la profética frase: “con plata en el bolsillo, la gente tolera hasta el 30% de inflación y denuncias de corrupción” .

En esto está todo lo que ya vimos posteriormente: Shoklender y más, el fomento de expectativas inflacionarias que tanto hemos denunciado aquí. Hoy mismo, uno de los maestros de la violencia verbal en Clarín, Marcelo Moreno, escribe en una extremadamente venenosa y por lo mismo amarga(da) nota "la corrupción no tiene escala", así, sin más. Tanto (in)comunicadores como (ex)políticos se están pasando con la descalificación indirecta de los votantes, repitiendo diversas variantes de lo dicho por el casi siempre mudo eterno segundo de la F1, es decir, que como la gente tiene plata en el bolsillo, tolera la corrupción K. Y en este tipo de razonamientos residen las ocurrencias peligrosas, la de que el pueblo está engañado y hay que salvarlo por los medios que sean. El viejo golpismo que nunca termina de desaparecer.

Pero hay algo más, que hace que la confesión sea espectacular: en realidad dice que la gente tolera "denuncias de corrupción", con lo que el hedor a multioperación sale por todos lados.

En Skanska, el Gobierno salió limpito. No, si al final va a terminar resultando que Shoklender no era corrupto sino desprolijo... (me daría mucha risa).

Yo estoy de acuerdo con Moreno en que la corrupción no tiene escala, pero creo que nos referimos a lugares e instancias diferentes. Yo creo que hay tantos casos de corrupción y abuso de poder concretos, cuantificables, obscenamente públicos por parte del gobierno de la CABA que de algún modo lo tapan todo; quizás porque el paradigma neoliberal sea en sí mismo la institucionalización de la corrupción, la apropiación de los Estados por parte de los Macris del mundo.

Y además que un alto cargo de Clarin, como lo es Marcelo Moreno, acuse a otros de corrupción comienza a ser podríamos decir risible.

Bien, en resumidas cuentas: van a seguir con lo de la corrpción, van a seguir provocando toda la inflación que puedan. Ya encontraremos la manera de neutralizarlos. Mientras tanto, a no distraerse.

RH