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jueves, 26 de mayo de 2011

La insoportable levedad de Beatriz Sarlo

Lo primero: aquí hay un malentendido.

678 no es un programa de opinión. Ni siquiera es un programa periodístico en sentido estricto: es un programa sobre cómo tratan los medios hegemónicos la realidad contrastando sus mensajes con los emitidos por otros medios o provenientes de otras fuentes. Y con una intención muy clara, enunciada por la presidenta en el 2008, durante el conflicto de la 125: la necesidad de contar con un observatorio de medios para no seguir indefensos ante tanto desmán mediático. Este rol fue cubierto sobradamente por 678, transformándose en el fenómeno que todos conocemos.

Por tanto no es la cancha en la cual jugar un partido ideológico con Sarlo; no tiene el formato apropiado, los panelistas son muchos, los temas a tratar son los que manda la actualidad y no los que permitan desnudar las contradicciones del pensamiento sarliano.

Sarlo entendió perfectamente esto, y fue a hacer lo que quería hacer, que era ajustarse al formato para desacreditar los contenidos y con ello el programa todo. Por desgracia, la producción se la dejó picando: el informe sobre España estaba compuesto casi en su totalidad por extractos de medios muy minoritarios y de extrema derecha. Incluso se inducía al error  poniendo un cartel arriba que decía "TV española", cuando Televisión Española es la televisión pública, en general mayoritaria y que no estaba representada en el informe, como no lo estaban el resto de los canales masivos exceptuando La Sexta (la chica hermosa). Ni tampoco lo estaba la prensa escrita mayoritaria, como El País, El Mundo, ABC.

O sea, Sarlo hizo lo que quería hacer: decir lo que quería decir. Y lo que quería decir era que 678 es un programa parcial, que los medios no son tan importantes, y enunció esto incurriendo en lo mismo de lo que acusaba al programa, que es citar "estudios" que lo demostrarían sin citar quién hizo esos estudios, cuándo, etc. Y usó otro argumento que es el colmo de la levedad autorreferencial: ni ella ni en general los columnistas de opinión son leídos. Y esto, siendo cierto, encubre lo falaz del aserto: los medios no crean opinión a través de sus columnas de opinión valga la paradoja; ni siquiera a través del contenido de las notas periodísticas. La crean a través de los titulares y las bajadas, que están casi siempre a cargo de los editores (los que determinan la línea editorial del medio) y no de los autores de las notas.Y de esto se ocupa muy eficientemente 678.

Entonces, partiendo del hecho de que 678 no es el marco adecuado para una discusión de este tipo, el (no)debate se transformó en un lugar  en el cual cada uno se dijo en la cara lo que hasta ahora se había dicho mediáticamente. Y la realidad es que no sabemos más de lo que piensa Sarlo sobre lo que pasa que lo que sabíamos hasta ahora, porque no dijo nada que no diga cualquier tilingo (en sentido estricto), que la BBC y otros medios extranjeros sí son objetivos pero que no se ocupan de la Argentina porque les interesan más otras cosas. Y, cebándose, dice que los medios alemanes sí se ocupan de la Argentina, dando como ejemplo a "Die Zeit", que dicho ahí suena muy bien pero que es bastante incomprobable para los espectadores; soslayando además que es un diario muy minoritario. 

Pero resulta que sí es comprobable (que lo de Sarlo es otro enunciado ligero). Escribiendo "Cristina Kirchner"en el buscador online de "Die Zeit"  (pueden comprobarlo aquí) , la última vez que sale es  el 28-10-2010, con la nota sobre Néstor "El presidente en la sombras" (Der Schattenpräsident). Es probable que ese día, tristemente, haya salido en todos los medios mundiales. (Bueno, sí, después salió mencionada con el Dakar, pero esa me parece que no cuenta). O sea, Sarlo se inventa algo que suena muy intelectual para desmentir a sus contertulios.

En resumidas cuentas, hagamos la lista de las cosas que, después de ver a Sarlo en 678, aún no sabemos.

No sabemos por qué considera que "la batalla cultural" la ganó el kirchnerismo; en qué consistía esa batalla, ni siquiera basándonos en lo que escribe y dice en otros medios. Si la batalla cultural se ganó -según ella- a través de 678 y su facebook, entra en contradicción absoluta con su propia definición respecto de que los medios no influyen, siendo 678 un programa de televisión, o sea, un medio, y así como lo son en sentido estricto las redes sociales a través de las cuales el fenómeno se multiplicó.

Sarlo no analiza, o por lo menos no hace públicas sus ideas de porqué el kirchnerismo caló tan hondo en la sociedad y sobre todo en los jóvenes, sólo a modo de desvalorización enuncia lo que el kirchnerismo ha hecho para cooptarlos. No profundiza en las necesidades de ese colectivo ni en su participación en la construcción de un ideario y su puesta en práctica.

Si evaluamos su propia tarea como investigadora podría decirse que ni siquiera practica una sociología cuantitativa, en el sentido de saber cuántos somos y dentro de eso, cuántos pensamos qué cosa y porqué. Casi podría decirse que ejerce una estadística básica ("la batalla cultural la ganó...) y a partir de ahí, la tarea de una especie de entomóloga que sabe lo que hacen las hormigas pero que -naturalmente- es incapaz de saber lo que piensa una hormiga y de ponerse en su lugar. Carece absolutamente de empatía con las masas, y esa carencia le imposibilita explicarnos.

Y esto intenta disimularlo ejerciendo un populismo chic de quien viaja en colectivo todos los días, a todas partes y a cualquier hora

Tampoco sabemos porqué votar a Carrió es un voto institucional; porque no sabemos lo que son las instituciones para Sarlo (ni para Carrió).

Así como Silvina Walger, quien destrozaba al menemismo por su mal gusto, por su impertinencia a la hora de ocupar un lugar estético sólo reservado a quienes ella misma determinaba, Sarlo hace lo mismo desde una posición intelectual, descalificando a priori cualquier posibilidad de cambio social desde el kirchnerismo, y con la misma carga de prejuicio. Y queda tan descolocada como Lanata, de quien acertadamente dice Sandra Russo que era fácil escribir en contra del menemismo.

Estos factores constituyen para mí, la insoportable levedad de Beatriz Sarlo.

RH

jueves, 5 de mayo de 2011

El macrismo estalla

Tal como lo anticipaban los carteles que fotografiamos hace unos días en la ciudad, Macri se baja de la candidatura presidencial y se presenta a la reelección en le ciudad.

Es todo pérdida para él y los suyos.

Hay un dicho español que sentencia: "un hombre es dueño de lo que calla y prisionero de lo que dice".

Macri se pasó el tiempo hablando de cosas de las que no se vuelven; "enfrentarse en la segunda vuelta con Kirchner es el sueño del pibe"; "vamos a tirar a Kirchner del tren". Hizo "pasar examen" a los que serían sus sucesores y ahora los deja fuera de carrera; contradice a su "mejor espada" -Pinedo- en el Congreso, deja en banda a Duhalde, a Puerta, ¡hasta a Olmedo y a Del Sel! A lo largo del tiempo fue transmitiendo además que lo que no hizo en la Ciudad, era porque el Gobierno Nacional no lo dejaba. Y que más o menos por eso se presentaba a presidente.
 
Y, con ese bagaje, vuelve.

Un mensaje de debilidad extrema. Y es probable que conlleve daños colaterales no previstos.

-El apoyo de Clarín se basaba en la posibilidad de que Macri fuera presidente y los ayudara a seguir quedándose con todo; es más que probable que Clarín se vuelque con Pino para que éste gane en la Ciudad y así se relance para la presidencia con más posibilidades.

-Las causas que tiene Macri en la Justicia se transformarán en un dolor de muelas; ya no estás juzgando a un posible presidente; ya no te jugás tu carrera en la fiscalía o en la judicatura.

 Y encima, va a tener a una tropa malhumorada y a unos cuantos votantes desilusionados.

Algunos sienten que esto es malo para el kirchnerismo en la Ciudad. La verdad es que a Macri se le puede ganar; ya se le ganó hasta el 2007 y entre Cromañon y la ausencia de una estructura peronista K en la ciudad se contribuyó a que la mayoría se volcara con Macri en la segunda vuelta. Pero en el 2009, Micchetti, "el as de espadas" gracias al cual Macri habría ganado en el 2007 apenas sacó el 30%.

El discurso que va a prevalecer sobre estos escombros es el barriobajero del "ritondismo"; que ya comenzó. Un ejemplo:

“No están dadas las condiciones para la elección nacional, no hay garantías constitucionales. La Justicia es adicta al poder K”, twitteó Ritondo según cuenta P12. O, sea, la culpa es del referee, en el mejor estilo de este triste Real Madrid mal perdedor en la Champions frente a Messi.

Me agarro de la metáfora y pienso que podemos ser (somos) el Barsa, tenemos a Messi pero también a Xavi, a Iniesta, a Piqué, a Villa, ¡hasta el Masche que sale en la tele pidiendo por Paka Paka!.

O sea: tenemos a Cristina, tenemos tres grandísimos candidatos en le Ciudad, a grandes ministros, y un juego que mejora con el transcurso del tiempo.

Ya perdimos con el macrismo los partidos que teníamos que perder. Por sus malas artes y por nuestros errores. Lo recorrido desde el 2009 hasta ahora demuestra que jugando bien se gana.

Con propuestas y hechos concretos, que muestren que lo hecho a nivel nacional es trasladable a la Ciudad. Con alegría, con optimismo, frente a un funeral PRO con un jefe en retirada.

Me parece que de ésta ni Durán Barba lo salva.

RH