lunes, 5 de diciembre de 2011

Permítame que insista con el psiconomista


O sea, una oficina -virtual en su mayor parte, puede estar seguro- AMENAZA a la eurozona, o sea, a un bloque de naciones en los cuales viven -razonablemente bien aún- centenares de millones de personas, con armas nucleares, autosuficiente hasta en generación de energía - eólica en España, nuclear en Francia y otros, petróleo pa' inundar el mundo en el mar del Norte, tecnología, una juventud educada... 

Y en lugar de cerrar la agencia que los amenaza (a las agencias de calificación en general) los gobiernos de esas naciones, se echan a temblar y a llorar.

Todo porque ...

Tras una jornada de euforia en los mercados, la agencia Standard & Poor's ha aguado la fiesta al anunciar esta noche que se plantea rebajar la calificación de prácticamente toda la eurozona...

...los desacuerdos continuos entre los líderes sobre cómo restablecer la confianza.

Aguar la fiesta, restablecer la confianza. Un psiconomista, señores, un psiconomista es lo que hace falta.
Y ustedes no me hacen caso.

No olvidemos que quienes hablan, quienes califican, son individuos que se han equivocado hasta la saciedad, que son responsables de la crisis y cabezas visibles de este sistema caníbal, y, aún así, los gobiernos de la eurozona van autoinmolándose y dejando sus escombros en manos de títeres dirigidos por estas agencias. Es muy perverso todo esto, las víctimas intentando satisfacer -un imposible- a sus victimarios, a sus flageladores, a sus parásitos, en último término, a quien engorda a sus futuros asesinos.

Y no hay caso, en realidad los psiconomistas no servirían para nada, porque justamente de lo que se trató es de esto, el éxito de este sistema abusador es éste, el del sometimiento absoluto de la clase política e sus caprichos y con ello la ocupación de la suma del poder público.

Y a la vez, no creo que puedan. Llevan en sí mismos inscrito el germen de su destrucción, porque en su código genético no están escritos los secretos de la economía real, de la sociedad real, de la vida real en suma. Porque de eso de lo que usualmente los acusamos: "para ellos somos sólo números" y que pareciera dotarlos de una potencia infinita, en realidad encierra también su debilidad: no están preparados. No tienen idea de nada más que de confrontar con algoritmos que dirían -y fallidamente- que una economía nacional o de una gran empresa va bien o mal. Y cuando la cosa comienza a torcerse ya los números, los algoritmos dejan de ser infalibles -a pesar de que siguen siendo consultados por su supuesta infalibilidad- y  el destino de esas economías gigantes, públicas o privadas, pasa a estar en manos de algo tan inasible como la confianza.

Amén del grado de desproporción, de injusticia a la hora de repartir premios y castigos. Porque míreme el grado de endeudamiento de un país -Argentina- y de una compañía aérea -American Airlines-. Esta, al presentar la quiebra, debía unos 30 mil millones de dólares, y la deuda externa argentina es de alrededor de 130 mil millones. O sea, esas agencias y bancos permitieron que una compañía aérea, que por más grande que fuera - 80000 empleados - se endeudara por un monto equivalente al 25% de la deuda argentina, país con el territorio que tiene, con 40 millones de habitantes. Iba a hacer las cuentas: no hace falta. El agravio es tan grande, inconmensurable... Este ejemplo debería ser suficiente para que los poderes políticos se enfrentaran con esa mafia esterilizadora que son las agencias y los bancos. Bancos que dan mucha más plata a compañías aéreas que a países.

Pero a lo que iba. No pueden durar porque no saben de qué va esto de los países, las naciones, los pueblos. Ni siquiera "la gente". Hay una película fantástica, de Vincente Minnelli -el padre de Liza- "Cautivos del mal", con Kirk Douglas y Lana Turner. Él es productor de cine, comienza desde abajo, y es un lince. Contrata a los mejores directores, guionistas, sabe como hacerlos crear y funcionar. Pero en un momento se la cree, y se deshace del director y hasta del guionista, dirige él una enorme superproducción. Y fracasa. Y él mismo se da cuenta: por más que hubiera visto dirigir, hubiera visto escribir, y hasta supiera juzgar la calidad de directores y escritores, él mismo no sirve. Y como este error lo comete en una gran producción, se funde, y funde a los estudios, funde todo.

No sé si se entiende. Espero que sí. Y creo que eso es lo que está pasando; en la medida que los Goldman Sachs boys vayan tomando posesión de los gobiernos del mundo podrán hacer recortes, ajustar, montón de "buena letra", esa que recomendaban cuando estaban afuera, y no servirá de nada. Porque a lo que tendrían que haber mirado, que es a la Argentina de la última década -caída y recuperación- ni la atisbaron. Nada. Y ya será tarde cuando lo hagan; ya es tarde.

Lo que ellos están esperando es al psiconomista Godot.

Y ya se sabe lo que pasa.

RH

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