jueves, 22 de diciembre de 2011

La política como continuación de la guerra por otros medios

El siniestro festejo de algunos por la muerte de Iván, o el que manifestaron cuando se fue Néstor me incitó a una paráfrasitz a Clausewitz:

La política como continuación de la guerra por otros medios

Y que podría, para mí, describir cómo Cristina, y nosotros con ella, hemos enfrentado, enfrentamos y enfrentaremos lo que para los medios hegemónicos, los poderes concentrados y lo que queda de los escombros de lo que fuera la oposición, y los simpatizantes que quedan de alguno de estos poderes ha sido, es y será una guerra.

De ahí sus festejos ante la muerte.

Pero también subyace en sus permanentes apelaciones a la resistencia a una supuesta violencia kirchnerista, existente desde siempre, incluso, en el caso de Carrió, desde antes de la asunción de Néstor: "Lilita es la única de los 5 candidatos que nunca mandó a matar a nadie" decían en el 2003. Ahora Lilita prepara la Resistencia (¿se referirá a la capital de su provincia, de la cual querría ser intendenta?), y más allá del ridículo... no me lo tomaría tan en joda.

Será porque sus correligionarios radicales, siempre víctimas -pobres- , victimistamente usaron y abusaron de la violencia. La Semana Trágica, la Patagonia Rebelde, el bombardeo de Plaza de Mayo del 55 -Zavala Ortiz, su jefe civil- , la Libertadora, diciembre del 2001... Hasta Tablada está en su curriculum, rozándolos ominosamente.

Miles y miles de muertos, y siempre acusando a los otros de violentos.

Hablo de ellos en sus actos de violencia, pero también de su liviandad moral, de su conveniente falta de memoria. Pienso en su reivindicación de Illia, y no sé, por un lado Illia habrá sido un viejito encantador pero puso a Zavala Ortiz el asesino en su gobierno, y convivió con la proscripción del peronismo años... Así que sus valores, los de Illia, radicalmente relativos.

Pero a su vez, los que lo reivindican no tienen ningún problema de ir a confraternizar con quien fuera portavoz de quienes lo derribaron, Mariano Grondona fue quien escribió la proclama de la Revolución Argentina. Y eso, ningún problema, saquémonos fotos juntos, brindemos, con Grondona y con los de la Rural que también nos voltearon montones de veces.  Leo en la cabeza de un radical. ¿Sabe que pasa? pasa que con ellos, con la Rural, con Grondona, con los militares, no estamos en guerra, no está en discusión a quién pertenece la Argentina; simplemente tenemos diferencias de vez en cuando de reparto de roles, de impaciencia diría a la hora de -sigo leyendo en la cabeza del radical y me estremezco- quién se ocupa de la guerra con ustedes. Porque nosotros sabemos de ustedes cosas que ni ustedes saben, ustedes son un peligro como lo fueron los anarquistas o el comunismo mundial cuando existía. Porque ustedes quieren caminar, hacer camino al andar, y no, no se puede, no se debe. Y además, son muchos, demasiados. Por eso es una guerra, por eso siempre estuvimos en guerra con ustedes. Ustedes, ilusos, se engañan con nosotros... De vez en cuando algunos de los nuestros también cometieron el mismo error, Jauretche, Scalabrini, Alende...Y nosotros a esos, los usamos, vinieron bien como pantalla. Y después, a la mierda con ellos. Tuvieron suerte de durar. Todos se engañaron con la historia de nuestra lucha por elecciones limpias. El tiempo demostró que eso sólo importaba mientras las ganáramos. Porque todos olvidaron que la clave está en nuestro origen.

En nuestro origen está Mitre.

El de La Nación, sí.

El de los millones de muertos de la guerra del Paraguay.

El que quería llenar la Argentina de suizos y alsacianos, deshaciéndose del morochaje.

Para Mitre todo fue una guerra, y así siguió siendo para nosotros.

Nuestra historia habla por nosotros.

Y, sí. Para ellos es una guerra, como para los grupos de poder con los que se entremezclan, a los que impudicamente representan. Lo es para La Nación. Lo es para Clarín. Lo es para la Rural. Lo es para los grandes grupos económicos, por más que se beneficien de las políticas de este Gobierno.

Y ante cada embate violento, Cristina: más política. Para cada propuesta de guerras, más política. Más y más. Y cada vez el contraste es mayor. 

Y ellos son los que hablan de consenso.

No hay acto de mayor violencia que el consenso. Porque el consenso es imposible. 

Consenso: compartir -entre opuestos- sentimientos, sensibilidad. A eso me suena. y por eso me parece un imposible.

Como el consenso de Washington, que simplemente fue una imposición a secas, por la fuerza, de un sistema económico de depredación.

El Congreso no es un ámbito de consenso. Es un ámbito en el que se dirimen, por otros medios, cuestiones que en otros tiempos se hubieran dirimido por la violencia. El Congreso es, eventualmente, un territorio neutral, en el que se negocia, se buscan acuerdos, se puede -si se quiere- conocer la posición de la parte enfrentada. No hay consenso, porque sino, no sería parte enfrentada. Se puede acordar. Se puede intentar. Porque para nosotros, es la política. Pero tengamos cuidado.

Porque para ellos no.

RH

2 comentarios:

  1. Brillante; cuando llegué a la parte de -"Mitre, en sus orígenes", me vi diciendo con la cabeza: -"exacto".

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  2. jaja, sí... y lo disimulan tanto...

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