martes, 11 de marzo de 2014

ATOCHA


Vivía a tres cuadras de la Estacion de Atocha, en la calle Zorrilla, a media cuadra del Paseo del Prado, a una del Congreso. Me había acostado tarde, algo de exceso la noche anterior -era Madrid, coño- y mi departamento (mío, no, donde alquilaba) daba a un patio interior lo que lo hacía bastante silencioso. Me despertó el celular, mi socio "no sabés nada? ETA atentó contra trenes de cercanías, es una carnicería". No sé por qué, ya desde la cama, con resaca, no me lo creí, lo de ETA. Era, desde la perspectiva independentista, impráctico. Más parecía una venganza.

Pasaron las horas, la policía encontró un auto con algunos indicios "islámicos", el gobierno de Aznar que lo negaba, faltaban tres días para las elecciones, si era ETA, más para la mano dura de la derecha, si eran los islamistas, el precio que pagaba la sociedad española por la absurda "foto de Azores" de Aznar con Blair y Bush.

Un marcha de un millón de personas bajo el frío inclemente, la llovizna inclemente, el dolor por las víctimas, estudiantes, laburantes extranjeros. Las trincheras de la guerra trasladadas a la puerta de tu propia casa. Algunos ya gritaban pidiendo verdad. La impostura grosera, horrible de la derecha mundial estaba en marcha.

Tan semejantes todas las derechas en su impúdica crueldad.

Un millón de personas, abrazados en el frío, en la lluvia, con mi compañera, con todos. Delante mío, nuestro, una puerta que se abre y sale la Duquesa de Alba, monstruosa en sus cirugías, en su extraña grandiosidad de portar más títulos de nobleza que el rey, pero digna en esa situación, una señora muy pero muy mayor que baja al llano del pueblo al cual todos sus antepasados expoliaron, raro porque no tengo la sensación de demagogia, lo repaso en el recuerdo y creo en la sinceridad de ese acto.

Nunca me sentí más integrado a España que en ese momento, y más aún en los días que siguieron, cuando todo se iba revelando, las iniquidades, el sábado, día de reflexión antes de las elecciones una multitud se agolpó delante de la sede del PP en la calle de Génova, connatos de represión por eso de la reflexión, denuncias de oportunsimo al PSOE porque su portavoz -Alfredo Pérez Rubalcaba, su actual líder- ponía el dedo en la llaga sobre las contradicciones de lo que el PP iba emitiendo, un horror, había comprometido a la comunidad internacional en una condena a ETA por un atentado que no habían cometido, y qu más evidente no podía ser porque ETA reivindicaba sus atentados y estos no sólo no sino que además los desmintieron, y es de locos porque claro, para qué vas a atentar si no vas a reivindicar y es un poco o mucho lo que pasa con la derecha político mediática de acá, que acusa al gobierno de la inflación y la inseguridad y nuestro Atocha que es Once, como si al Gobierno le conviniera.

Me fui a visitar a mi hermano en Benicassim, el domingo por la tarde en el aeropuerto de Valencia me entero que Zapatero había ganado, esa noche los miles que lo veían pasar le gritaban "no nos defraudes" y al final los defraudó como siempre hacen los socialdemócratas, que en situaciones críticas no le sacan a quien deben sino a quien no se puede defender, pero eso es harina de otro costado diría la tía de Pablo.

Y todavía hoy la derecha española insiste con que todo fue un complot del PSOE con los islamistas y ETA para ganar las elecciones de ese domingo, soslayando naturalmente que el PSOE ya había sacado más votos que el PP en las elecciones municipales y autonómicas inmediatamente anteriores, que había un desgaste, una tendencia.

Pero eso no es importante.

Porque la derecha siempre miente.

Porque la derecha es capaz de todo, pero de todo todo.

Como muy bien sabemos acá.

PD: Me hice el boludo todo el día. Me di cuenta que no, que tenía que contarlo, así, torrentemente. Ahora me doy cuenta que hoy anduve por la calle Lope de Vega, paralela a Cervantes. Cuando terminó aquella manifestación nos fuimos con mi compañera por su homónima madrileña paralela también a Cervantes. Ahora todo reaparece, en la memoria de ese duelo tremendo. Ahí fue.

RH

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