Es paradójico, irónico, divertido, tragicómico comprobar como determinadas prácticas -relativamente- normales, usuales, como tomar un aerotaxi -porque eso y no otra cosa es un jet privado, hay clases sí, pero no dejan de ser aerotaxis- se transforman en implícitamente criminales en las bocamanos de Clarín. Terminan naturalmente enfangando a los suyos, porque sin ir más lejos Buzzi y De Angelis se pasaron todos los meses del agrogolpe de la 125 con sus posaderas en aviones privados puestos a su disposición por sus patrones, y nadie preguntaba de quién era, cómo lo había pagado, quién lo piloteaba... Al contrario, era un "gesto de generosidad" de sus amos.
No voy a defender a los aviones privados ni a quienes viajan en ellos, pero las "estrellas", mediáticas, fobalísticas, musicales, económicas etc, hacen uso y abuso de los mismos. Y sino, cuando vayan por la Costanera a la altura del aeroparque, levanten un poco la cabeza y verán.
Pero la práctica que ahora resulta ALTAMENTE CRIMINAL es la de las "bolsas de plata", en su formato bolsa negra, mochila, valija, bolso deportivo, essétera essétera.
Pienso entonces en las miles y miles y miles de operaciones inmobiliarias que se han hecho en este país en las últimas décadas.
Los que están leyendo esto y tienen una o más propiedades... no me van a decir que hicieron una transferencia. Pagaron con un cheque. Pagaron con tarjeta.
NO ME MIENTAN. Fueron con la guita. Y no me digan que fueron con la guita suelta, en la mano. O repartida en los bolsillos del saco o campera o "perramus" (siempre me hizo gracia). Igual, estas últimas prácticas, son igualmente delictivas: al tratarse de bolsillos, me permito recordarles que "bolsillo" es bolso pequeño. Bolso... de dinero, truhanes.
Conclusión: si la AFIP (tiemblen, pecadores) tiene la desgraciada idea de cruzar operaciones inmobiliarias con operaciones bancarias (cheques, transferencias) y viera que las primeras no se corresponden con las segundas ni en un 5% de los casos... todos ustedes en cana, sinvergüenzas. Sin ninguna esperanza. Todos ustedes, portadores de bolsas de dinero, atravesando la ciudad ante las pacíficas miradas de inocentes inquilinos, inconscientes del acto criminal que se esconde en el reservorio -con perdón de la palabra- que usted porta rumbo a la escribanía a comprar su vivienda o casa de fin de semana o campo triguero (los campos sojeros, ya se sabe, están fuera de toda sospecha).
Y así, cuando la AFIP haya cruzado todo, no habrá lugar en los penales para tantos delincuentes, y entonces este país será de verdad una gran cárcel, como ya lo es en realidad, una gran cárcel de régimen abierto en la cual los delincuentes como usted entran y salen sin ningún tipo de control que es otra paradoja cacelorinera: este país es una dictadura que no te deja hablar pero hablás igual, que no te dejan salir pero salís igual.
Igual todo cierra, en este país de criminales K: ellos saben distinguir cuales son las bolsas de dinero buenas y cuales las malas, las K:
La plata que va dentro de las bolsa de dinero K, la imprimió Boudou en la imprenta de Ciccone, que se trajo en un avión privado de Lázaro Costa.
Perdón, Báez.
No voy a defender a los aviones privados ni a quienes viajan en ellos, pero las "estrellas", mediáticas, fobalísticas, musicales, económicas etc, hacen uso y abuso de los mismos. Y sino, cuando vayan por la Costanera a la altura del aeroparque, levanten un poco la cabeza y verán.
Pero la práctica que ahora resulta ALTAMENTE CRIMINAL es la de las "bolsas de plata", en su formato bolsa negra, mochila, valija, bolso deportivo, essétera essétera.
Pienso entonces en las miles y miles y miles de operaciones inmobiliarias que se han hecho en este país en las últimas décadas.
Los que están leyendo esto y tienen una o más propiedades... no me van a decir que hicieron una transferencia. Pagaron con un cheque. Pagaron con tarjeta.
NO ME MIENTAN. Fueron con la guita. Y no me digan que fueron con la guita suelta, en la mano. O repartida en los bolsillos del saco o campera o "perramus" (siempre me hizo gracia). Igual, estas últimas prácticas, son igualmente delictivas: al tratarse de bolsillos, me permito recordarles que "bolsillo" es bolso pequeño. Bolso... de dinero, truhanes.
Conclusión: si la AFIP (tiemblen, pecadores) tiene la desgraciada idea de cruzar operaciones inmobiliarias con operaciones bancarias (cheques, transferencias) y viera que las primeras no se corresponden con las segundas ni en un 5% de los casos... todos ustedes en cana, sinvergüenzas. Sin ninguna esperanza. Todos ustedes, portadores de bolsas de dinero, atravesando la ciudad ante las pacíficas miradas de inocentes inquilinos, inconscientes del acto criminal que se esconde en el reservorio -con perdón de la palabra- que usted porta rumbo a la escribanía a comprar su vivienda o casa de fin de semana o campo triguero (los campos sojeros, ya se sabe, están fuera de toda sospecha).
Y así, cuando la AFIP haya cruzado todo, no habrá lugar en los penales para tantos delincuentes, y entonces este país será de verdad una gran cárcel, como ya lo es en realidad, una gran cárcel de régimen abierto en la cual los delincuentes como usted entran y salen sin ningún tipo de control que es otra paradoja cacelorinera: este país es una dictadura que no te deja hablar pero hablás igual, que no te dejan salir pero salís igual.
Igual todo cierra, en este país de criminales K: ellos saben distinguir cuales son las bolsas de dinero buenas y cuales las malas, las K:
La plata que va dentro de las bolsa de dinero K, la imprimió Boudou en la imprenta de Ciccone, que se trajo en un avión privado de Lázaro Costa.
Perdón, Báez.
RH
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