En "El cementerio de Praga"; última novela de Umberto Eco, el personaje central era un tipo repugnante que se dedicaba a inventar escritos apócrifos y difamatorios. Era, según Eco, el autor de "Los protocolos de los sabios del Sion", panfleto que suelen utilizar los antisemitas de toda laya para justificarse, un supuesto plan de rabinos para apoderarse del mundo. El tipo actualmente sería un editorialista de Clarín o La Nación, tipo Van der Kooy, Roa o Pagni.
Aparece otro personaje, Leo Taxil, quien, como aclara Eco al final de la novela, fue un personaje real. ¿Y quién era Leo Taxil? Un señor masón, quien hacia fines del diecinueve publicaba libros anticlericales denunciando sus barbaridades. Una especie de Lanata pre-Magnetto.
El protagonista de la novela captó a este Leo Taxil/Lanata, y consiguió a cambio de plata que abjurara públicamente de la masonería, y, a partir de ahí, se dedicó durante más de una década a publicar libros en los cuales describía con pelos y señales -y con gran regocijo por parte de la Iglesia- los ritos satánicos y la adoración del diablo que supuestamente practicaba la masonería/kirchnerismo, alcanzando la culminación con su "obra magna" de 1895 "El diablo en el siglo XIX". Acusaba a todo el mundo, políticos, periodistas, escritores, etc. Y los tenía todos bastante aterrorizados.
Hacia 1897 organizó un gran acto en un teatro, en el que iba a a hacer "la" gran revelación. Todo se iba a saber, de una vez por todas. Como este domingo. Se juntó un montón de gente, obispos entre ellos.
Y la gran revelación fue que... todo había sido una joda.
Que por plata se había inventado todo, ritos, personajes, acusaciones, satanismo, todo. Y que en realidad, él seguía siendo masón.
No creo que esto pase este domingo.
Peeero... me gusta pensar en esa señora tan orientada. La esperanza.
Esa que nunca se pierde.
Aunque igual, aunque no pase, sabemos que es así. Que todo para ese tipo es una gran joda.
Lástima que a veces sea una joda un poco cara, con demasiados heridos y damnificados. Algún día tendrá que hacerse cargo.
Aparece otro personaje, Leo Taxil, quien, como aclara Eco al final de la novela, fue un personaje real. ¿Y quién era Leo Taxil? Un señor masón, quien hacia fines del diecinueve publicaba libros anticlericales denunciando sus barbaridades. Una especie de Lanata pre-Magnetto.
El protagonista de la novela captó a este Leo Taxil/Lanata, y consiguió a cambio de plata que abjurara públicamente de la masonería, y, a partir de ahí, se dedicó durante más de una década a publicar libros en los cuales describía con pelos y señales -y con gran regocijo por parte de la Iglesia- los ritos satánicos y la adoración del diablo que supuestamente practicaba la masonería/kirchnerismo, alcanzando la culminación con su "obra magna" de 1895 "El diablo en el siglo XIX". Acusaba a todo el mundo, políticos, periodistas, escritores, etc. Y los tenía todos bastante aterrorizados.
Hacia 1897 organizó un gran acto en un teatro, en el que iba a a hacer "la" gran revelación. Todo se iba a saber, de una vez por todas. Como este domingo. Se juntó un montón de gente, obispos entre ellos.
Y la gran revelación fue que... todo había sido una joda.
Que por plata se había inventado todo, ritos, personajes, acusaciones, satanismo, todo. Y que en realidad, él seguía siendo masón.
No creo que esto pase este domingo.
Peeero... me gusta pensar en esa señora tan orientada. La esperanza.
Esa que nunca se pierde.
Aunque igual, aunque no pase, sabemos que es así. Que todo para ese tipo es una gran joda.
Lástima que a veces sea una joda un poco cara, con demasiados heridos y damnificados. Algún día tendrá que hacerse cargo.
RH
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