"Los ladrones de cadáveres" es un extraordinario cuento del extraordinario R.L. Stevenson (el autor de la iniciática -para él y para los lectores- La isla del tesoro), incluido en el maravilloso volumen "El diablo de la botella y otros relatos". También llevó a una película, con los grandes Boris Karloff y Bela Lugosi. El cuento nos narra una aterradora historia de tráfico de cadáveres, y fue publicado en 1884. Con lo cual uno podría comenzar a preguntarse a qué "generación del 80" admira Macri; tal vez sea a la dickensiana y sórdida realidad del depauperado Londres de esos años, que alcanza su cumbre con las andanzas del Destripador en hacia fines de esa década, la del 80.
Pues ahora una vez más la realidad imita al arte, y la historia que aparece es otra más de las que se sospecha hay detrás de tanto cartel amarillo. Un día nos despertaremos con camiones cargando esas mentiras de chapa y papel, y veremos horrorizados pero no sorprendidos, que atrás no hay nada. Que no quedó nada en pie. Que se llevaron todo, y el resto lo destruyeron.
Sólo quedará el metrobus, que servirá para que asustados viajeros de los suburbios atraviesen ese gigantesco baldío de escombros, testigo mudo de lo que alguna vez fue una bella ciudad.
Pesimista? Sí. Es que, ciertamente, los muertos muertos están. Pero estas conductas tan extremas con el destino de esos cuerpos que supieron estar entre nosotros, que tuvieron nombre y familia y un presente... Lo sumás a todo lo demás. Y comenzás a preguntarte si entre nosotros ya estará el Stevenson -por cierto tan amado por Borges- que lo contará.
RH
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