Las elecciones en España muestran con un ejemplo irrebatible la cantidad de boludeces, de falacias malintencionadas que se pueden decir sobre un sistema político de otro país para desacreditar a quien detenta el poder en el propio.
Harto de escuchar a Carrió, a Binner, a los medios hablando en general del "equilibrio de poderes", de que un poder debe controlar a otro (trad. el Congreso debe controlar a Cristina) (controlar=oponerse, gobernar por su cuenta), viene Rajoy, saca el 44% de los votos y con eso se lleva el 55% de los diputados y 2/3 de los senadores. Con esto se garantiza su elección como presidente de Gobierno, y no tener que negociar ninguna ley con ningún otro grupo durante 4 años. Con el 44%. Es que el parlamentarismo reduce los poderes a dos, y no podría ser de otra manera: no puede haber un Ejectuvo opuesto al Legislativo (la jefatura del Estado, sea Rey o Presidente, es simbólica en los países con régimen parlamentarista); en cuanto el legislativo esté en contra del ejecutivo, éste cae.
Pero vamos a los otros parlamentarismos, vamos a Italia, vamos a Grecia. En ambos casos los parlamentarios votaron a un Ejecutivo que no tiene nada que ver con las opciones que eligieron sus votantes, es decir, prácticamente dieron un golpe de Estado a favor de las corporaciones y de poderes extranjeros. No tengo ningún empacho en decirlo: exactamente lo mismo que quisieron hacer aquí en el 2009.
Y lo que queda por ver.
PD: ¡Cuando escucho la palabra "parlamentarismo", echo mano al botón "nueva entrada de blog"!
RH
Comparto absolutamente Rick.
ResponderEliminarY ponen cara de serios, por favor!
Hubiera estado bueno oir a Larrata y Caparrós poner el grito en el cielo por el desmedido poder post-electoral del PP. ¿No se habían rajado de acá por el clima autoritario que recrudecería sin el control civilizado de la opo en el Congreso?
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