lunes, 30 de agosto de 2010

Todo se resignifica

Pasamos bastante -demasiado- tiempo hablando de Clarín, horrorriéndonos de las mentimanipubajezas que destilan sus otrora indiscutidas páginas.

Otrora indiscutidas, ahora discutidas. Discutibles.

¿Y no será que siempre fueron discutibles? ¿O sea, que eso que ahora nos repatea, fue siempre así, sólo que no prestábamos atención? ¿Que al estar inmersos en ese único medio, estábamos tan mediatizados que lo que decía Clarín era la voz del Gran Hermano que hipnopédicamente nos hablaba hasta en sueños y constituía una especie de gran sentido común colectivo?

O sea, con menos palabras, ¿que siempre mintió y manipuló, que forma parte de su esencia, que eso fue siempre Clarín?

Si vamos a nombres concretos, Van der Kooy, Blanck, Kirschbaum, Roa, son totalmente iguales a sí mismos, no han cambiado en absoluto en su forma de describir pormenorizadamente conversaciones en las que no estuvieron (hasta las telefónicas, de ambos lados de la línea), con Sabat corporizando esas ficciones monumentales. Siendo maestros en el arte de las profecías autocumplidas. Desde que uno tiene memoria.

Y ahora que uno ya le conoce el truco, se puede seguir el razonamiento y empezar a entender mejor otras cosas.

Por ejemplo las rarezas del electorado porteño.

Que encumbró y hundió a políticos de las ideologías más diversas en lapsos increíblemente cortos de tiempo.

No niego que los porteños tengamos nuestras peculiaridades, pero no estamos tan locos como parecen indicarlo nuestras conductas electorales.

¿No será que los porteños hemos estado durante décadas mucho más expuestos a Clarín que el resto del país, y que eso explique nuestra a priori errática conducta electoral?

Dentro de ese gran sentido común que pretendió ser Clarín a lo largo de generaciones, está la falacia de mostrar Buenos Aires como "la Argentina", y desde ese punto de vista, desde esa especie de mangrullo que pretende ser (se pretende que sea) la capital, mostrar, en círculos concéntricos, lo que debe y no debe ser. Así, el conurbano es mostrado como el territorio de la falla, de la Argentina errónea, en donde se producen los hechos que contradicen ese deber ser; y en el círculo inmediatamente posterior, el campo, ese territorio ideal de leches y mieles, en donde reposan los valores de esa Arcadia, la Argentina ideal, la Argentina de Clarín Rural.

Porque nosotros mismos olvidamos que Clarín es un diario casi exclusivamente porteño, hablando en términos de distribución. Por tanto los porteños nos hemos visto mucho más sacudidos por las acometidas cíclicas de Clarín contra el poder que sea; a nosotros nos ha ido contando Clarín que todo está mal, hasta el Servicio Meteorológico Nacional (y que por supuesto el de Brasil es mucho mejor). 

Todas las áreas de nuestra vida están contaminadas por la incertidumbre, la inseguridad. Porque si uno lo piensa, Clarín instaló la palabra como significante en términos delictivos, pero en realidad inseguridad es falta de seguridad, y seguridad es cualidad de seguro, y seguro es:

1.  adj. Libre y exento de todo peligro, daño o riesgo.

2. adj. Cierto, indubitable y en cierta manera infalible.

3. adj. Firme, constante y que no está en peligro de faltar o caerse.

4. adj. No sospechoso.

5. m. Seguridad, certeza, confianza.

6. m. Lugar o sitio libre de todo peligro.



Es decir, cuando se instala la (palabra) inseguridad, poniendo en duda todo todo el tiempo, se induce a sentir la carencia de todo lo arriba reseñado.

Un suelo que se viene moviendo debajo de los porteños desde hace décadas.

Habrá que pensar al respecto.

RH

6 comentarios:

  1. Compañero
    Sucede que también nosotros tenemos el poder de la resignificación, y más temprano que tarde, cuando se resignifiquen Papel Prensa, las Apropiaciones, la imposibilidad de tener comisión gremial interna, etc, cuando se producan esos nuevos efectos de significación, será el jaque mate.
    Un Abrazo

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  2. Así lo creo, hay tantas cosas que resignificar... se viene el 2001 de Clarín me parece, como cuando la gente despertó de los 10 años de 1 a 1 preguntándose en qué carajo estarían pensando...
    abrazo

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  3. Yo voté a De la Rúa leyendo a Clarín.
    Y eso que sabía que la convertibilidad no iba más.
    Me comí muchísimos versos clarinistas. Y la verdad, me dan ganas de calzarme un piña solo, por gil.
    Si hay algo que supo hacer siempre este diario es interpelar a la mayor cantidad de gente posible. Ahora, que están dedicados a taparse donde les sopla el viento, están perdiendo público.
    Ojalá sigan así.
    Y ojalá nosotros y muchos más sepamos leer no sólo Clarín, sino los diarios más afines a nuestro pensamiento también, con la suficiente lucidez crítica.

    Un abrazo.

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  4. Sos inocente tocayo, no te pegues. De Clarín, ya sólo leo números viejos cuando quiero investigar alguna cosa de tiempo, me encanta ver en la direcciones del firefox como va descendiendo entre las cosas que leo. Supongo que falta poco para que caiga fuera del historial. En cuanto a los otros medios, creo que nuestro entrenamiento de estos años hacen que leamos todo críticamente, en cualquier caso, lo distintivo de clarín es que ahora conocemos la intencionalidad, ya vemos que nunca fue información sino siempre aviso para navegantes, los lectores éramos solo los peones usados para sus manejos.
    Abrazo tocayo

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  5. Ricarrrrdo?? Si vos te vas a calzar una piña solo, qué me queda a mí, que sigo comprando el Clarin del domingo SÓLO porque no puedo vivir un domingo sin hacer el crucigrama de la revista VIVA?? (sí, todo lo que piensen de mí, es cierto)

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  6. Y yo que no lo compro pero me entusiasmo con las boludeces del horoscopo de esa revista infame. Qué buena nota. Existe la lobotomía mediática y el gran diario argentino (otra estupidez) es experto en operaciones de ese y de todo tipo. Un abrazo a todos.

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