Si abrís bien los ojos, es la conclusión inevitable.
El poder judicial de este país sólo se mete con quien atenta, aunque sea lejanamente, contra el poder establecido. Un poder trasnacional, aunque sus caras sean las de personas que tengan nacionalidad argentina. Trasnacional porque todo su poder económico y financiero reside fuera de la Argentina.
El poder judicial es implacable con quien ose algo, lo que sea.
En cambio esos mismos, los protegidos de cualquier paspadura, pueden cometer cualquier iniquidad.
Es un poder judicial que se comporta lisa y llanamente como el poder judicial de un ocupante.
Un poder judicial colonial.
La "sociedad local", "aborígen", está totalmente desprotegida. La lista de las impunidades es interminable, por inacción absoluta, o por estirar los procesos hasta que prescriben, caducan, se olvidan.
La independencia de esta nación nunca será real mientras su poder judicial la impida a través de sus actos y omisiones.
Mientras dependa tan obscena, pornográficamente de los poderes imperiales con acento criollo.
RH
No hay comentarios:
Publicar un comentario