Si lo dicho es apenas la punta del iceberg de lo consciente -y de lo no dicho-
Y lo consciente, apenas la punta del iceberg de lo inconsciente -y de lo indecible-
El twitter es entonces apenas un rasguño.
Y que sin embargo puede infligir, (inflige) enormes heridas
Una torre de Babel de múltiple perfidia: cada cual, blandiendo su punta de iceberg de 144 caracteres, creyendo entender y creyendo ser entendido.
Y que sin embargo, convierte la (in)comunicación en un acontecimiento deportivo, con ganadores y perdedores.
¿Y quién gana? Gana el que se dice que gana. El que la propia no-institución de Twitter dice que gana.
Porque nadie puede asir más que ese iceberg del otro, y se hace poco, y se hace resbaladizo, y peligroso.
En realidad, en ese juego, sólo hay perdedores. Los que de verdad ganan, los únicos, son los que medran en el caos.
Porque la comunicación desapareció en el inútil afán de slogans, impactos, sensaciones. Nadie sabe lo que el otro piensa, ni siquiera si piensa. Ni siquiera si de verdad el emisor es el autor, porque en esa poca expresión es iimposible -de verdad imposible- de saber.
Me preguntaba si este es el día oportuno, y me respondo: más apropiado que nunca
El día del periodista.
Porque en el fondo, el twitter lleva a la perfección lo practicado por muchos de los que hoy se dicen periodistas: interponerse, interferir las comunicaciones entre individuos otrora libres para convertirlos en víctimas: de la explotación, de la violencia, del, prejuicio, de la falta de libertad, de los afanes y frustraciones del consumo/no consumo. De tantas cosas que no caben en 144 caracteres.
Quizás el día de hoy merezca que pensemos si no sería hora de dividir las aguas, de encontrar nuevas denominaciones: no puede ser que la tarea de Walsh lleve el mismo descriptor que el de tantos que hoy medran.
Y que lo hacen, casi gracias a la desaparición de Walsh.
RH
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