martes, 26 de enero de 2010

Pequeño Huinca Noalineado : CONSENSO

El 28 de junio, además de la disminución del peso parlamentario del oficialismo, se produjo un hecho que podría calificarse de –gramáticamente hablando- luctuoso, como lo es la desaparición de una palabra:

Consenso.

Reapareció circunstancialmente en los medios en estos días, gracias al abrazo del empresario-comediante Piñera con el hijo del golpista arrepentido Frei , y esto sólo para descalificar por supuesto la falta de abrazos existente de este lado de los Andes. Como muy bien señaló Raimundi en 678 hace unos días, cómo no va a haber abrazos (=consenso) si el status quo nunca estuvo en riesgo en Chile en estas décadas.

Pero más allá de este último aliento, la palabra en cuestión desapareció de las bocas de la oposición (=los medios). Quizás sea entonces la ocasión para inaugurar el Pequeño Huinca Noalineado, que no es un diccionario... ¿un listado de sensaciones?

Ahí va.

Consenso

(Del lat. consensus).

1. m. Acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo o entre varios grupos.*

Uff. Empezamos mal. Consentimiento siempre me sonó a jerga leguleya para justificar lo injustificable –una violación por ejemplo-.

La definición habla de acuerdo, pero a mi me suena -cómo decirlo- que en el acuerdo yo acuerdo, y que en cambio en el consenso me dejo acordar. Y entonces, cuando en el consenso me dejo acordar, se la clavan a mis millones de representados, quienes no me votaron por el consenso: me votaron porque supuestamente soy y digo lo contrario que mis opositores.

Es por supuesto famoso el consenso de washington (me niego a usar las mayúsculas) del cual pagamos las consecuencias y lo haremos quién sabe por cuánto tiempo.

Hay otro muy popular por estas latitudes, que son los pactos de la moncloa, cuyas nefastas consecuencias está pagando España hoy en día. Ese consenso sólo sirvió para garantizar la impunidad por sus asesinatos y apropiación corrupta a la clase que gobernó aquel país durante 40 años, a cambio de que dejaran de encarcelar y matar a personas cuyo delito había sido luchar por la democracia. Y también sirvió para asegurar que hoy, 33 años después, sigan siendo los dueños de España a base de robar y robar y robar, más allá de quién gobierne.

Un ejemplo acabado de lo que significa consenso.

Aquí ya no piden consenso, si el oficialismo está en minoría en el Congreso, la palabreja deja de tener sentido.

Qué suerte que en estas circunstancias no se escuche a Cristina pedir consenso, ni a Néstor, ni a Aníbal. Los escuché hablar de relación de fuerzas, de negociaciones, de errores y aciertos. No de consenso.

Consenso es rendición, es claudicación.

Como el luchador de catch que, boca abajo en el suelo, lo golpea pidiendo tregua.

A eso suena; a estar boca abajo.

A cosa a oscuras.

A muerte de la libertad.

A putrefacción.

No queremos consenso. Queremos un país diferente del que quieren - y tienen de momento- los que usaron esa palabra hasta gastarla, y que ahora la hicieron desaparecer.

Ellos quieren a un país para pocos, nosotros queremos un país para todos,

El consenso es imposible.

R.H.

*Diccionario de la Real Academia

1 comentario:

  1. Está bien decir que hay consensos imposibles, se me ocurre también la tremenda dificultad (definitiva dificultad) de consensuar la propuesta del ex senador Duhalde por ejemplo para disculpar las correrías de los uniformados que mira con nostalgia. Propondría a la oposición consensuar y aceptar la ley de medios que se votó por mayoría, el fondo del bicentenario acompañado por propuestas superadoras y distintas del neoliberalismo que se oculta en su oposición militante, consenso para defender al país en foros internacionales en lugar de aplaudir a notarios de fondos buitres. ¿Es mucho pedir no?

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