sábado, 9 de agosto de 2014

ABUELARSE (EPIFANÍA)

Final de viernes, cama boca arriba.

Techo.

Repasos varios.

Guido.

La resurrección de Guido.

Y la aparición ahí, en el techo, de una idea que comienza a brillar, a pesar, pesar de peso, y que en la medida que va engordando -como la gota de Cortázar- las patitas se le van aflojando -como a la gota de Cortázar- y páfate, se me cae encima.

Y entendí lo que todos los nietos pero Guido en particular nos dicen con su resurrección.

Lo que nos dicen las Lázaras Abuelas que les dijeron levantáte y andá.

Que para poder decirles eso, obrar el milagro de la resurrección tuvieron que atravesar selvas, mares, bosques, montañas, qué digo montañas, himalayas de adversidades.

Alambradas de silencios. De mentiras.

Y entonces Guido, la resurrección de Guido y de los 114 y de los 400 que resucitarán son también una botella al mar.

Lo que uno, desde este lado privilegiado del que asiste al re-nacimiento, lee en ese mensaje en esa botella es que esa otra sociedad que a oscuras comparte el territorio con nosotros, tan a disgusto, tan infelices, tan ciegos ante las maravillas que ocurren ante sus ojos ciegos, son, en su mayoría, tristes masas de individuos apropiados. sometidos a la misma inoculación de largas mentiras, de pasados megalómanos y ficticios a partes iguales a la que son sometidos los nietos aún a oscuras. De enemigos imaginarios, de un presente de miedos que se engordan día a día a base de la tergiversación, el bombardeo, los hechos violentamente oportunos y oportunamente violentos que realizan sus captores para ser exhibidos como el cortazaraino patíbulo.

Hay todo en común entre los nietos aún en puertas y esa sociedad que teme y odia.

Y la idea lo que me dice desde su líquida luz es que las Abuelas indican el camino, el de la paciencia infinita, el del respeto, el de la inflexibilidad en lo que hay que ser inflexibles.

O sea: ninguna impunidad para quienes someten a esa sociedad apropiada a ese camino de sufrimiento, paciencia, amor, comprensión para quienes son a todas luces víctimas.

No cejar, no rendirse, no entregarse a lo fácil del conflicto interminable.

Hay que Abuelarse.

No es nada fácil.

Pero hay que Abuelarse.

RH

1 comentario:

  1. jaja. Estos no forman parte de eso. Son actores de lo que pase en un sentido u otro. ¿Prevalecerá la caparrosidad en Anguita? Aayyyy...

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