Aclaración imprescindible:
La foto no está trucada: es verdadera.
La foto no está trucada: es verdadera.
Y puedo decirlo así, porque la saqué yo mismo esta mañana, en el cementerio de Chacarita. Muy cerca de la entrada de Jorge Newbery.
Cualquiera podría preguntarse cómo demonios llegué a encontrame con la tumba de jorge Lanata (“este tipo qué hace, se va a recorrer cementerios”, etc). Y la verdad, cualquiera se lo preguntaría. Como ya mencioné en algunos comentarios de otros posts, hace unos días falleció alguien muy cercano, muy joven, muy repentino, muy doloroso. Camino a su tumba, la vi. Vi la tumba de Jorge Lanata. Unos metros más allá, el entierro doloroso, tan doloroso para los afectados como tantas muertes dolorosas.
Hace una semana de eso. Y pasó, lo del hijo de Aliverti, tomó la forma informe, cadavérica, caníbal que tomó. Y esa dinámica se contagió a lo de Irán/ AMIA. A lo de Once.
Los mercaderes de la muerte tomaron a esas víctimas y comenzaron a hacer armas con ellas. Para tirarle a Aliverti, al Gobierno, a quien fuera. Todos en el gran caldero putrefacto de las acusaciones sin límites, de las agresiones sin límites, de la hipocresía sin límites.
Pasaba esta mañana cerca del cementerio, y recordé la tumba de Jorge Lanata, y pensé ¿Por qué no?
¿Por qué no jugar a ser un poco ellos? Llevar las cosas al límite. Porque esta foto no significa nada, más que, con algo que no significa nada, mostrar que se puede hacer cualquier cosa.
Por ejemplo, yo podría haber titulado, enorme:
“MURIÓ JORGE LANATA”
Sería indesmentible,incontestable. Esa cruz dice que Jorge Lanata reposa bajo esa tierra.
Podría especular,a la manera de ellos, usando la ambigüedad verbal correcta… Decir:
“Podría tratarse del padre del conocido periodista. Por el estado de abandono de su tumba, se confirmaría la tremenda desatención a la que el periodista habría sometido a su padre, de quien algunas versiones indican que habría estado gravemente enfermo desde hacía años, y que habría pasado esos años en un asilo para ancianos abandonados de una iglesia de Soldati”
O la misma versión, pero con un tío homónimo del periodista, en cuyo homenaje el difunto padre habría bautizado con su nombre al mismo; eso sí, insisitiendo con el estado de abandono de la tumba, el asilo, etc etc.
O también imaginar que el Jorge Lanata que todos conocían antes estaba encerrado en un manicomio desde hacía años, y que finalmente murió en diciembre; y que el que sale en la TV y dirigió Crítica era un impostor. Un hermano gemelo hasta ahora en la oscuridad. “El hombre de la máscara de hierro” de Dumas, al revés. Eso explicaría el “inexplicable” cambio de bando, de ideología, de principios del Jorge Lanata “vivo”.
Y así podría seguir, jugando a ser ellos, inventándome historias a cuál más terrible.
La realidad es que yo, jugando a ser ellos, sólo me da para publicar esa foto para molestar, para hacer doler. Y para hacer pensar.
Hacer pensar que los medios hacen noticias con cualquier cosa, con tal de arruinan las vidas que les interfieran, sólo por el poder que da hacerlo.
Mueren cientos, miles de personas todos los años en muertes evitables en casi todos los casos. Pero los medios sólo visibilizan lo que les sirva para dañar. No creo que llegue al 1%. El resto de las muertes, las familias de las víctimas y la de los victimarios, sus dramas, el devenir posterior de sus vidas, les resultan total y absolutamente indiferentes mientras no estén en su camino. La víctima no tendrá nada de inocente, y el victimario no será un asesino diabólico, por no hablar de la absoluta indiferencia que producirá la conducta del padre del vicitimario.
Pues la noticia aquí es que en diciembre murió Jorge Lanata, y la foto de su tumba lo atestigua. ¿Qué qué Jorge Lanata? ¿Qué importa? Si para ellos la verdad no tiene ninguna importancia… Esto, que es real, una tumba de verdad, con un nombre de verdad, es mucho más noticia… ¿o no?
Cualquiera podría preguntarse cómo demonios llegué a encontrame con la tumba de jorge Lanata (“este tipo qué hace, se va a recorrer cementerios”, etc). Y la verdad, cualquiera se lo preguntaría. Como ya mencioné en algunos comentarios de otros posts, hace unos días falleció alguien muy cercano, muy joven, muy repentino, muy doloroso. Camino a su tumba, la vi. Vi la tumba de Jorge Lanata. Unos metros más allá, el entierro doloroso, tan doloroso para los afectados como tantas muertes dolorosas.
Hace una semana de eso. Y pasó, lo del hijo de Aliverti, tomó la forma informe, cadavérica, caníbal que tomó. Y esa dinámica se contagió a lo de Irán/ AMIA. A lo de Once.
Los mercaderes de la muerte tomaron a esas víctimas y comenzaron a hacer armas con ellas. Para tirarle a Aliverti, al Gobierno, a quien fuera. Todos en el gran caldero putrefacto de las acusaciones sin límites, de las agresiones sin límites, de la hipocresía sin límites.
Pasaba esta mañana cerca del cementerio, y recordé la tumba de Jorge Lanata, y pensé ¿Por qué no?
¿Por qué no jugar a ser un poco ellos? Llevar las cosas al límite. Porque esta foto no significa nada, más que, con algo que no significa nada, mostrar que se puede hacer cualquier cosa.
Por ejemplo, yo podría haber titulado, enorme:
“MURIÓ JORGE LANATA”
Sería indesmentible,incontestable. Esa cruz dice que Jorge Lanata reposa bajo esa tierra.
Podría especular,a la manera de ellos, usando la ambigüedad verbal correcta… Decir:
“Podría tratarse del padre del conocido periodista. Por el estado de abandono de su tumba, se confirmaría la tremenda desatención a la que el periodista habría sometido a su padre, de quien algunas versiones indican que habría estado gravemente enfermo desde hacía años, y que habría pasado esos años en un asilo para ancianos abandonados de una iglesia de Soldati”
O la misma versión, pero con un tío homónimo del periodista, en cuyo homenaje el difunto padre habría bautizado con su nombre al mismo; eso sí, insisitiendo con el estado de abandono de la tumba, el asilo, etc etc.
O también imaginar que el Jorge Lanata que todos conocían antes estaba encerrado en un manicomio desde hacía años, y que finalmente murió en diciembre; y que el que sale en la TV y dirigió Crítica era un impostor. Un hermano gemelo hasta ahora en la oscuridad. “El hombre de la máscara de hierro” de Dumas, al revés. Eso explicaría el “inexplicable” cambio de bando, de ideología, de principios del Jorge Lanata “vivo”.
Y así podría seguir, jugando a ser ellos, inventándome historias a cuál más terrible.
La realidad es que yo, jugando a ser ellos, sólo me da para publicar esa foto para molestar, para hacer doler. Y para hacer pensar.
Hacer pensar que los medios hacen noticias con cualquier cosa, con tal de arruinan las vidas que les interfieran, sólo por el poder que da hacerlo.
Mueren cientos, miles de personas todos los años en muertes evitables en casi todos los casos. Pero los medios sólo visibilizan lo que les sirva para dañar. No creo que llegue al 1%. El resto de las muertes, las familias de las víctimas y la de los victimarios, sus dramas, el devenir posterior de sus vidas, les resultan total y absolutamente indiferentes mientras no estén en su camino. La víctima no tendrá nada de inocente, y el victimario no será un asesino diabólico, por no hablar de la absoluta indiferencia que producirá la conducta del padre del vicitimario.
Pues la noticia aquí es que en diciembre murió Jorge Lanata, y la foto de su tumba lo atestigua. ¿Qué qué Jorge Lanata? ¿Qué importa? Si para ellos la verdad no tiene ninguna importancia… Esto, que es real, una tumba de verdad, con un nombre de verdad, es mucho más noticia… ¿o no?
RH
pobre finado que perpetue su nombre una babosa
ResponderEliminarQue Dios lo perdone.
ResponderEliminarPolémico post, ¿eh?
ResponderEliminarDecí que ya no están pegándole al blogueraje, que si no mañana salías a doble página en Clarín...
Abrazo.
quería comprobar que había en el mundo de la no noticia.
ResponderEliminarNo hay nada