Sábado 5 de agosto del 2003, P12
Mauricio Macri, ¿mani pulite o manipulador?
Por Julio Nudler
Fue de una cuenta de Mauricio Macri en la Banca della Svizzera Italiana de donde salieron dos transferencias por un total de 54,8 millones de dólares. Con ese dinero se perfeccionó una operación bursátil que culminó en escándalo y que la Comisión Nacional de Valores calificó como “manipulación”, imponiéndole la máxima sanción prevista, al considerar que se había defraudado la confianza del mercado. Esos movimientos de fondos tuvieron lugar en dos fechas de 1992: el 1 y el 3 de julio. Mauricio movió el dinero por indicación de su padre, Francisco Macri, quien presidía la firma protagonista del affaire: la automotriz Sevel, de la que Mauricio era director. En tanto que ahora, al postularse para gobernar la ciudad de Buenos Aires, procura desligar completamente su figura de los negocios de Franco, el descargo de Mauricio ante la CNV indica muy otra cosa, sosteniendo allí que “la única actividad por la que se lo menciona en la Resolución inicial (del organismo regulador) fue la extracción de una suma de dinero de una cuenta de su titularidad por cuenta de su padre, Francisco Macri, la que manifestó haber efectuado en el carácter mencionado, asumiendo su padre la calidad de principal”.
Llamativamente, la CNV, que debe velar por la transparencia de las operaciones accionarias, no pareció hallar nada malo en una masiva oferta por papeles de la terminal, a pesar del clamor que levantó en el mercado su vidriosa financiación. Martín Redrado, actual secretario de Relaciones Económicas Internacionales y titular entonces de la Comisión, en una insólita actitud había participado del roadshow (promoción ambulante) previo a la licitación de las acciones, absteniéndose luego de investigar el caso. De modo que el sumario recién se abrió en 1997, en tiempos de Guillermo Harteneck, aunque sin moverse demasiado y concluyendo en la sanción impuesta en 2001.
Analizando el caso, plagado de irregularidades, la CNV –entonces presidida por Carlos Weitz, actual superintendente de AFJP– calculó que se había defraudado a los inversores en 33,6 millones de pesos/dólares. Pero como la multa máxima vigente a la época de los hechos era de 7966 pesos, por ridículo que resulte el monto, fue ése todo el castigo impartido. En el reparto de boletas, a Mauricio le cupo una de 500 pesos, pero igualmente no la pagó. Sin hacerlo, recurrió la medida, iniciando una causa sobre la cual la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial aún no se ha pronunciado. En realidad, tampoco Franco abonó los $ 3800 que le impusieron, ello a pesar de haber obtenido –según la Comisión– un beneficio personal de 12,6 millones de pesos/dólares con la operación reprobada, y tampoco pagaron Jorge Blanco Villegas, quien se habría alzado con 4,2 millones para su peculio y hubiera podido arreglar sus cuentas con el organismo mediante módicos 100 pesos.
Por lo que parece, es una acendrada tradición del Grupo Macri, dueño de Pago Fácil, no pagarle bajo ningún concepto al Estado, como confirma el caso del canon adeudado por Correo Argentino. Importa señalar que con la norma actualmente vigente, la sanción no hubiese sido de menos de 8000 sino de unos 168 millones de pesos/dólares. Por lo visto, el menemismo no había sentido prisa alguna por actualizar los montos nominales de las sanciones, que dos hiperinflaciones habían tornado insignificantes. Redrado y el ministro de Economía, Domingo Cavallo, tampoco se habían interesado en la cuestión.
Los u$s 54.812.946 que salieron de la cuenta exterior de Mauricio fueron transferidos a la cuenta del BM International Bank and Trust Company Limited, una financiera con sede en New Providence, Bahamas, en el Brown Brothers Herriman & Co, New York. Así, con el dinero que tenía depositado Mauricio afuera pudieron cancelarse los créditos otorgados por Sevel a los adjudicatarios de sus propias acciones, papeles que a su vez habían sidocedidos a Lawton International Corporation, una anónima con sede en British Virgin Islands (otro paraíso fiscal, como Bahamas), controlada por Daniel Cardoni, un nombre que se repite obsesiva y hasta pintorescamente en esta historia digna de una obra de ficción.
Cardoni presidía el Banco Medefín, entidad mayorista que quebraría estrepitosamente en 1998, y además controlaba cinco firmas, todas situadas en edenes impositivos, cuatro de las cuales adquirieron acciones de la automotriz: el mencionado BM International, Inversora Towlin (Uruguay), Financiera Gadsen (Grand Cayman), Financiera Lansing (también allí) y la referida Lawton. Esta, que fue cesionaria de los derechos sobre las acciones, e indemostrablemente pagó por ellas 48,5 millones (aunque Medefín le extendió un recibo oficial, sin siquiera una carpeta abierta a su nombre), tenía por todo capital 1 dólar. Todas las ofertas de Cardoni fueron investigadas por la CNV al sospechar que eran en realidad ficticias, fraguadas con el propósito de aumentar el precio de corte de las acciones en la licitación y así elevar su costo para el público, pato de esta boda, en especial para el compuesto por pequeños inversores (el chiquitaje), que ofrecen sumas determinadas de dinero en el segmento no competitivo de la subasta (método holandés) y absorben los papeles al precio que se determine.
La trama, digna de “Nueve reinas” (por algo el parecido entre los ojos de Ricardo Darín y los de Mauricio Macri), cuenta que Cardoni, multiempresario de franciscana pobreza, manifestó su deseo de participar con unos 50 milloncetes en la licitación de acciones de Sevel, la mitad de ellas provenientes de los portafolios personales de Franco y de Blanco Villegas. La plata era aportada, presuntamente, por un banquero mexicano muy discreto, cuya identidad nunca fue revelada y que en la víspera misma de la almoneda desistió, temeroso, de la operación. (¡Qué hacer ante tan desagradable sorpresa! La solución surgió rápidamente: en lugar de aplazar el concurso, financiarles a las paradisíacas sociedades de Cardoni el pago de los papeles. Nada más sencillo, porque a diferencia de éste, Mauricio sí tenía fondos). ¿Una autocompra para inflar el precio? Los sospechados lo negaron enfáticamente, pero por las dudas Franco Macri adujo en su descargo que la CNV, según cita ésta en su Resolución, “no tiene atribuciones para sancionar conductas contrarias a la transparencia... por lo que excedió sus atribuciones legales..., careciendo además de poder de policía sobre personas físicas”. Para qué sirve entonces? Mejor cerrarla.
Mauricio no se quedó atrás, y junto con otros directores de Sevel “fundamentaron su falta de responsabilidad en la teoría de derecho penal denominada `de la prohibición de regreso’, que sostiene como argumento central que todo favorecimiento imprudente de realizaciones dolosas ajenas es impune”. Macri jr presentó en particular un desarrollo doctrinario y jurisprudencial de esa teoría. Por otro lado, él y los otros directores alegaron no haber tenido conocimiento de las colocaciones financieras en BM International (lo cual en el caso de Mauricio es extraordinario porque la plata salió de una cuenta suya).
A ello respondió la CNV que es inaceptable “que los integrantes del directorio puedan ser ajenos a operaciones de importancia para la sociedad, ni tampoco puede admitirse que fueron partícipes meramente formales en las decisiones del que forman parte”. Y añade que “quienes tienen definidas obligaciones e incumbencias de dirección y fiscalización en las sociedades emisoras (de acciones) tienen responsabilidades agravadas, derivadas de su recurso al ahorro público...” Refiriéndose a Mauricio Macri y a otros en su situación, la Comisión afirma que “no basta para eximir de responsabilidad a los directores o síndicos la mera alegación de ignorancia... Los directores implicados no adujeron ni probaron una causa exculpatoria válida para eximirse de su responsabilidad.” Y hay más: “... el directorio de una sociedad anónima esun órgano colegiado y el reproche por su mal desempeño está dirigido, en principio, contra todos sus integrantes ilimitada y solidariamente”. De modo que Mauricio está en la bolsa.
La CNV considera como un hecho demostrado que, de no haber existido las ofertas de Cardoni, que fueron realizadas en el segmento competitivo, la acción se hubiera debido colocar al precio base de $ 1,58 y no a dos pesos. Pero ocurre que Cardoni pagó con plata de Macri, habiendo sido imposible verificar que realizara alguna gestión para conseguir los fondos ante el recule del misterioso azteca. Mauricio ya expresó una vez, al retornar de Japón en 2000 tras la victoria intercontinental de Boca Juniors, que deseaba una Argentina sin jueces como los que lo procesaron por contrabando, junto a toda la directiva de Sevel. Ahora tiene una razón más para desear un país limpio de funcionarios y magistrados que investiguen y sancionen las grandes maniobras, aunque sea con multas de 500
http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-23895-2003-08-09.html